Para poder entender mejor cómo y por qué actuamos de una determinada manera en nuestro día a día hay que entender un poquito nuestro cerebro. Por ello hoy hablaremos de la AMÍGDALA una zona muy pequeña del cerebro situada en la parte media pero que es de vital importancia ya que es la que se encarga de la emociones y se la relaciona con procesos de aprendizaje y memoria.
La amígdala es clave para nuestra supervivencia ya que se encarga como hemos dicho de las emociones y su gestión pero también es la encargada de dar o no una respuesta conductual o fisiológica ante distintos estímulos. Por ello emociones como el miedo, cuando no se gestiona bien esta zona cerebral puede derivar en un trastorno de ansiedad generando problemas para tener una vida funcional.
Está ubicada en la parte interna del lóbulo temporal medial y compone junto con otras estructuras como el hipotálamo o el hipocampo, entre otros, el sistema límbico. La amígdala tiene forma de almendra y está compuesta por 3 partes que en su conjunto forman el complejo amigdalino: Núcleo corticomedial (encargada de la sensación de saciedad en la comida y también de la parte sexual) , Núcleo basolateral (tiene más relación con las emociones especialmente con el miedo), Núcleo central (también se encarga de las respuestas emocionales sobretodo a nivel físico ya que tiene relación con el sistema nervioso autónomo).
Como ya hemos dicho algunas de las funciones de la amígdala son la de integrar las distintas emociones y dar una respuesta automática, sobretodo con la gestión del miedo en su tríada de bloqueo/lucha/huida. Pero también es relevante de nivel de aprendizaje ya que es una de las partes que se encarga de la memoria (recuerdos) y en mayor medida con la memoria episódica que es aquella que permite recordar eventos del pasado que han tenido un cierto impacto emocional. Puesto que mucha de la función de la amígdala está relacionada con la emoción, su gestión y sobre todo sobrevivir, en este sentido también se encarga de procesar la información y así determinar si es relevante o no un hecho sucedido y también realiza un análisis social para ver si existe un peligro inminente o no cerca.
Como habrás podido intuir la amígdala y una excesiva actividad de esta puede provocar ansiedad. Por ello es necesario o recomendable realizar una serie de actividades para mantener la amígdala equilibrada. Entre las distintas funciones encontramos:
- Practicar ejercicio físico: la liberación de endorfinas provoca una mayor sensación de bienestar.
- Meditar y/o realizar actividades relajantes (leer, escuchar música, yoga o dar un paseo por la naturaleza).
- Practicar la atención plena (mindfulness). Intentar centrarse en el momento presente y estar consciente de todo lo que se realiza en ese momento.
- Observar los pensamientos: este es un mecanismo bastante complicado pero puede resultar útil ya que muchas veces o casi siempre nosotros no somos nuestros pensamientos. Sino que aparecen frases intrusivas que pueden llegar a asustarnos o alterarnos ya que no se corresponden con quien realmente somos. Por ello prueba a escribir los pensamientos en un papel e igual de esta manera uno puede darse cuenta que no son reales.
En INA Memory proponemos una mejora en el equilibrio de la amígdala a partir de terapia snoezelen y también una rehabilitación y mejora cognitiva con terapia de estimulación neurocognitiva.