¿Cuantas veces nos reímos a lo largo del día? La vida con sus idas y venidas, obligaciones, trabajo y su ritmo frenético nos obliga a mantener la compostura y no dejarnos ir.
Pero, cuando vemos a un niño pequeño reírse a carcajadas provoca en nosotros una sensación de bienestar y paz que muchas veces olvidamos. Qué bien nos sienta cuando con nuestros amigos nos reímos hasta llorar. Y son en estos precisos momentos cuando los problemas y las obligaciones pasan a segundo plano. Y es que la risoterapia es una de las intervenciones no farmacológicas clave para reducir el estrés y la ansiedad, según un estudio publicado en 2021.
Cuando nos reímos, diferentes partes de nuestro cerebro y cuerpo trabajan juntas en un proceso complejo. El lóbulo frontal es el encargado de analizar los diferentes tipos de información recibida, como sonidos e imágenes, para determinar si son graciosos o no. Al hacerlo, provoca una reacción emocional en el sistema límbico, encargado de regular emociones como el placer y el miedo, que a su vez activa la corteza motora, responsable de generar las reacciones físicas como carcajadas y risas.
Podríamos decir que en la risa intervienen distintas áreas cerebrales y corporales. Hay una explicación biológica de cómo la risa reduce el estrés, la ansiedad y la depresión. Se ha demostrado que la risa ejerce efectos reductores del estrés ya que disminuye los niveles de ciertas sustancias químicas en el cuerpo como la epinefrina, el cortisol y el ácido 3,4-dihidrofenilacético. Además, se sabe que la disminución de ciertos neurotransmisores, como la norepinefrina, la serotonina y la dopamina, se asocia con la depresión. Sin embargo, reír puede incrementar los niveles de serotonina y dopamina, lo que ayuda a mejorar el estado de ánimo.
Por lo tanto que la risa:
- Mejora la memoria: ya que incrementa la circulación de sangre al cerebro, lo que mejora el aporte de oxígeno y nutrientes esenciales a las células cerebrales. Además, al promover un estado de ánimo más positivo, se facilita el proceso por el cual el cerebro consolida y recupera información.
- Estimula la creatividad: al reírnos, activamos el hemisferio derecho del cerebro, el encargado de las funciones creativas, intuitivas y artísticas.
- Facilita el aprendizaje: ya que aumenta nuestra atención, la concentración y la motivación para aprender.
- Previene el deterioro cognitivo: ya que nuestro cerebro se mantiene activo y ayuda a prevenir o retrasar enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o el Parkinson.