¿No te has preguntado nunca, por qué unas personas desarrollan ciertas enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y otras viven el resto de sus días con una buena memoria?

En 1986, el epidemiólogo David Snowdon publicó un estudio titulado Nun Study, El estudio de las Monjas. En él participaron alrededor de 70 monjas a quienes les realizaron pruebas cognitivas una vez al año. Snowdon quería resolver la duda de la pregunta anterior. Una de estas mujeres, la Hermana Mary, le dio la solución. Mary tuvo unos resultados buenos durante toda su vida, hasta su muerte a los 101 años de edad. Lo que se vió, fue que mantuvo un alto nivel a pesar de presentar ovillos neurofibrilares y placas seniles, lesiones típicas que aparecen cuando existe la enfermedad de Alzheimer. Además después de analizar los diarios que estas monjas escribían comprobaron que aquellas que usaban oraciones e ideas más complejas tuvieron menos probabilidades de desarrollar la enfermedad. Estas conclusiones se supieron después de examinar el cerebro de estas monjas de la congregación de las Hermanas de Notre Dame en Baviera (Alemania).

Este estudio puso en evidencia que existen ciertos cerebros que pueden tolerar cambios derivados de la edad o de la aparición de enfermedad. Esta capacidad de resistencia es debido a la RESERVA COGNITIVA.

RESERVA COGNITIVA Y RESERVA CEREBRAL

La diferencia es clara, Reserva Cerebral es aquello que nos viene dado gracias a los factores biológicos y/o genéticos: número de neuronas, densidad sináptica, volumen cerebral… Como hemos dicho anteriormente la Reserva Cognitiva es la capacidad que tiene nuestro cerebro de hacer frente a los cambios producidos por el daño cerebral optimizando su funcionamiento gracias a factores intelectuales, sociales y físicos que forman parte de nuestra vida diaria y que vamos estimulando y reforzando con el paso del tiempo.

¿QUÉ HACER PARA TENER MÁS RESERVA COGNITIVA?

Como hemos dicho anteriormente, la reserva cognitiva no es innata (reserva cerebral), sino que se va trabajando día a día mediante conocimientos y experiencias que estimular y activan el funcionamiento cerebral.

  • LEER: actividad muy completa que estimular la memoria, lenguaje y concentración.
  • APRENDER COSAS NUEVAS: adquiriri nuevos conocimientos nos dota de recursos y de nuevas conexiones sinápticas que favorecen la plasticidad neuronal.
  • MANTENER UNA VIDA SOCIAL ACTIVA: Somos animales sociales y por lo tanto el contacto con otras personas nos proporciona beneficios tanto anímicos como cognitivos (atención, lenguaje…)
  • JUEGOS O EJERCICIOS COGNITIVOS: Pueden ser desde juegos de mesa a sudokus o crucigramas. También hay ejercicios más especializados. Todos ellos nos dan herramientas para la planificación, toma de decisiones… y en los que se trabajan por ejemplo las funciones ejecutivas, la memoria, el cálculo…
  • CAMBIO DE RUTINAS: Tener una rutina es muy beneficioso, porque nos proporciona estabilidad y nos evita tener ciertos momentos de estrés. De todos modos es positivo incluir o cambiar ciertos hábitos de vez en cuando dando pie a nuevos retos o objetivos.

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